Las autoridades federales han confirmado que el operativo realizado el pasado 3 de junio en Minneapolis y otras siete ciudades de Minnesota no fue una redada migratoria, como inicialmente se difundió en redes sociales y por algunos funcionarios públicos.
El despliegue respondió al hallazgo de más de 900 libras de metanfetamina en una bodega de Burnsville, valoradas entre 22 y 25 millones de dólares, como parte de una investigación federal sobre narcotráfico, tráfico de personas, lavado de dinero y armas, con posibles vínculos a organizaciones criminales internacionales.
A pesar de que el FBI dejó claro que el operativo no tenía relación con inmigración, información irresponsable movilizó a la comunidad, generando un enfrentamiento en un restaurante, donde agentes intentaban cumplir una orden judicial.
La confusión y el temor fueron resultado de mensajes imprecisos que pusieron en riesgo a civiles, mientras las autoridades reafirmaron que ejercer violencia contra oficiales no está protegido por la Primera Enmienda.
El caso sigue bajo investigación.