En Minneapolis, un varón enfrenta cargos de asesinato en tercer grado por la muerte de otro hombre debido a una sobredosis en mayo. Según la denuncia, el sospechoso conoció a la víctima en una aplicación de citas y, tras un encuentro intimo en el que estaba involucrado el sado masoquismo, le inyectó metanfetamina, resultando en una reacción grave. A pesar de los intentos de la víctima por liberarse, el presunto asesino lo mantuvo atado y le administró más droga. Al despertar al día siguiente, a su compañero sexual fallecido, pero en lugar de buscar ayuda, limpió la escena y se deshizo de las drogas. La autopsia confirmó la intoxicación letal, calificando la muerte como homicidio. En caso de condena, el inculpado podría enfrentar hasta 25 años de prisión.