En Burnsville, un tiroteo ocurrido el domingo que resultó en la muerte de tres socorristas se desencadenó tras la respuesta a un reporte de asalto sexual, según documentos judiciales. La tragedia sucedió cuando el sospechoso, Shannon Gooden, se atrincheró en un dormitorio y abrió fuego contra los oficiales, tras lo cual se encontró su cuerpo con una herida de bala autoinfligida, descubierto gracias al uso de un dron. Gooden, quien se cree utilizó múltiples armas y se negó a rendirse pacíficamente, estaba en la casa con siete niños, que resultaron ilesos. Existían peticiones de órdenes de protección previas contra Gooden por abuso, que fueron desestimadas por los jueces, según la madre de tres de sus hijos quien afirma que todo este episodio podía haberse evitado si los jueces hubieran otorgado dichas ordenes.