Durante cuatro años turbulentos, el Departamento de Policía de Minneapolis ha enfrentado desafíos desde el caos de 2020 hasta el aumento de la delincuencia juvenil. El jefe de la corporación, Brian O’Hara, busca liderar un resurgimiento policial, pero describe la situación actual como “insostenible” y al borde de una crisis. Destaca el agotamiento de los oficiales y la reducción del 40% en personal en comparación con tres años atrás, a pesar del aumento del crimen. O’Hara señala el crecimiento exponencial de la delincuencia juvenil, incluyendo robos de autos provocados por videos virales. Reconoce limitaciones en la capacidad de respuesta, especialmente en la persecución de autos robados, argumentando riesgos innecesarios para la seguridad de todos los involucrados.