Donald Trump perdió la calma durante el debate del martes tras las críticas de la vicepresidenta Kamala Harris sobre sus mítines, su posición en el mundo y sus problemas legales. Aunque Trump comenzó tranquilo, su volumen aumentó con el tiempo, llevándolo a respuestas incoherentes y desorganizadas. Harris, por su parte, mantuvo la compostura, sonriendo ocasionalmente, y enfocó sus comentarios en las críticas a Trump, logrando que se desconcentrara. Los asesores de Trump habían expresado su preocupación por este comportamiento, ya que su estrategia falló al no centrarse en las políticas de Harris. Este desempeño dejó dudas sobre su capacidad para regresar a la Casa Blanca.