Gregory Ulrich, autor del tiroteo en una clínica de Buffalo Minnesota que dejó a una persona muerta y varias heridas, fue declarado culpable de todos los cargos, incluso el de asesinato en primer grado.
El acusado subio al estrado para participar en su defensa y dijo que por el dolor constante que experimentaba por un padecimiento y la negativa de darle medicamentos, acudió a la clínica buscando causar daños materiales, pero no lesionar a nadie. El testimonio no logró convencer al jurado y ahora Ulrich, de 68 años, está a la espera de sentencia, que muy probablemente implique que no vuelva a ver la calle en su vida. Algunos comparan este caso con el tiroteo ocurrido el miércoles en Tulsa, ya que el agresor presuntamente sufría tambien de dolores y le fue negado el medicamento para ello.

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