Redadas migratorias generan dudas sobre transparencia y efectividad

Vestida con chaleco antibalas en Nueva York, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, fue tajante frente a las cámaras: “Vamos a sacar a estos delincuentes de las calles”, afirmó durante una redada migratoria el pasado 28 de enero.

El video, difundido por Noem y la Casa Blanca, muestra a agentes de ICE ejecutando redadas como parte del plan de deportaciones masivas del presidente Donald Trump. Sin embargo, los datos muestran otra realidad: las deportaciones siguen por debajo del promedio mensual registrado durante la administración Biden.

La falta de transparencia preocupa a expertos, ya que ICE solo comparte cifras selectivas con ciertos medios. Mientras en febrero hubo un leve aumento en detenidos —41,600 personas—, más de la mitad no tiene antecedentes criminales. Además, ICE dejó de publicar actualizaciones diarias tras notar que las cifras se estancaban.

Activistas migratorios también denuncian que no hay información pública sobre los arrestados ni los cargos que enfrentan, complicando su defensa legal. Aunque el gobierno planea ampliar su capacidad en bases militares para albergar hasta 30,000 detenidos adicionales, persisten las críticas sobre la efectividad y la opacidad de estas operaciones.