Un grupo de empleados de DOGE presentó su renuncia en una carta obtenida por The Associated Press, argumentando que ya no podían cumplir con su deber de servir al pueblo estadounidense ni respetar la Constitución. Los trabajadores denunciaron presiones políticas y riesgos de seguridad tras ser interrogados por personas con credenciales de la Casa Blanca, quienes cuestionaron su lealtad política y mostraron poca capacidad técnica. Además, rechazaron usar su experiencia para comprometer sistemas gubernamentales o desmantelar servicios públicos bajo la dirección de Elon Musk, encargado de reducir el tamaño del gobierno federal.